Felipe Vallejos y la Entrevista de Episodios Autobiográficos: “Nadie cuenta cosas que no sean importantes”
Felipe Vallejos es académico de nuestra escuela desde el año 1996, estudió psicología en la P. Universidad Católica de Chile y luego realizó su doctorado en Lingüística en la Universidad Católica de Valparaíso. Desde el 2003 está investigando el uso de la Entrevista de Episodios Autobiográficos (EEA), primero la utilizó con adultos mayores que padecían Alzheimer, para evaluar la alteración de las estructuras de narraciones. Posteriormente el objetivo fue analizar el funcionamiento neuropsicológico en personas con problemas de abuso de drogas y alcohol en el Cincinnati Adiction Research Center, Estados Unidos.
Recientemente expuso en el Congreso Chileno de Psicología una ponencia titulada: “Entrevista de Episodios Autobiográficos: Técnica de Exploración Neuropsicológica”. Hemos conversado con él para conocer en profundidad esta técnica y sus aplicaciones en la psicología Clínica.
¿En qué consiste la entrevista de Episodios Autobiográficos?
Es una entrevista estructurada en la que el evaluador le pide al paciente contar tres anécdotas en forma separadas, correspondiente a tres momentos de la vida: una de la infancia o adolescencia, una de la adultez media y una del periodo reciente, eso en adultos mayores. En adultos se le pide una de la infancia o la adolescencia y una anécdota reciente.
¿Cuáles son las ventajas de esta entrevista?
Es más ecológica o natural, porque la persona no siente que está rindiendo una prueba, está contando una anécdota, algo que le pasó alguna vez, un día y el entrevistador tiene que tener una actitud muy natural, no inductiva de escucha activa. No tiene que inducir diciendo cosas como: “¿usted se sentía contento?” o “¿usted cómo se sintió?”, no, sencillamente escuchar el relato mostrando interés.
¿Sólo se le pide que cuenten tres cosas importantes para él o ella, no se le pide ninguna característica de estos relatos?
Es que nadie cuenta cosas que no sean importantes, esto lo señalan Labov y Waletzky como criterio: la reportabilidad. Entonces siempre es importante para la persona, y la persona cree que es importante para el entrevistador, la audiencia. Entonces, cuál es la lógica: las personas narran igual en todas las culturas. La estructura cognitiva abstracta de la narración siempre es la misma. El narrador (paciente) le dice a la audiencia (entrevistador) “Le voy a contar la historia de la vez que…”, y le pone un título, que es el resumen, después orienta la historia, los personajes que están, y luego empiezan a sucederse los eventos. Generalmente hay una complicación, algún problema y finalmente ese problema se resuelve para bien o para mal, y la persona dice: “esta fue la historia”, esa es la “coda”. Normalmente incluyen también una moraleja implícita o explícita, como un comentario respecto a la historia, una especie de enseñanza o conclusión una vez que fue entregada la coda. Eso es lo normal, casi siempre ocurre de este modo.
¿Usted tenía alguna hipótesis para trabajar esta herramienta?
Mi idea era que cuando hay deterioro neuropsicológico esa estructura narrativa que es universal se empieza a alterar, a desordenar en su secuencia o a achicar y eso fue lo que encontré. Algo que yo encontré, que no había leído en la revisión de la literatura, es que las personas dentro de la historia incluyen diálogos textuales: “Yo le dije: vente para la casa y el me dijo: “no, porque yo quiero seguir jugando”. Estos elementos tienen las historias, pero en las personas con deterioro se pierden, no aparecen diálogos en las historias cuando hay deterioro. Otro aspecto importante es que la secuencia de clausulas corresponde con la secuencia temporal de los eventos. Con el deterioro, esta secuencia temporal comienza a alterarse.
¿Lo saludable es que aparezcan diálogos en las historias?
Sí, eso es lo que se espera y cuando hay deterioro desaparece. Entonces las historias también tienen partes como más episódicas. En la gente con más deterioro la cantidad de información episódica empieza a ser menor, y la cantidad de información semántica, de contenido más general, de trasfondo, de background, que va casi siempre al principio, se mantiene comparativamente más.
¿A qué se refiere con información episódica?
Hay unas unidades que se llaman unidades episódicas que son unas secuencias de tres frases o cláusulas y cada cláusula es un evento como: “salí a la calle, me salieron unos locos, y me pegaron”. Son tres cláusulas y cada una representa un momento en el tiempo, ésas son las unidades episódicas. Medir esas unidades tiene una muy alta relación con los tests formales, entonces esa es la idea, cuando yo le pido a estas personas que me cuentan sus anécdotas y cuento cuántas de estas unidades hay, puedo tener como una medida de su estado de salud cerebral. Y que hayan más de ésas unidades que unidades semánticas del tipo contextuales “yo vivía en Cartagena…”.
La información episódica es función de la recuperación de la memoria episódica, es decir información que incluye el tiempo, el espacio, las percepciones, las acciones, las sensaciones de lo que se experimento en un momento. La memoria episódica es la que posibilita la conciencia autonoética, es decir el sentido de continuidad del si mismo en el tiempo, la noción de identidad autobiográfica, quien soy yo en la historia, cuál es la relación entre mi historia personal y la historia general.
¿Cuándo hablamos de deterioro neuropsicológico de que enfermedades específicas estamos hablando?
Pueden ser muchas pero principalmente es más el Alzheimer, pero es común el deterioro en el consumo de drogas y en el alcoholismo. Entonces lo que yo fui a hacer en la beca fue aplicar esto en personas que están rehabilitándose de la cocaína y evaluar la mejora de la función ejecutiva esperada con la abstinencia.
¿Cómo surge esta técnica de episodios autobiográficos?
Yo la inventé, o sea, no la inventé desde cero, existe una entrevista, “la Entrevista de Memoria Autobiográfica (AMI)” de Kopelman, en la que se le piden tres momentos de su vida, pero en este se computa la claridad del recuerdo, aquí uno no se mete en el contenido de recuerdo, sino en el tipo de información que produce la persona. El AMI test no diferencia entre clases de narración ni estructuras de narración, funciona como una escala para ver cuán buenos son los recuerdos en estos tres momentos de la vida. Esta técnica AMI, me permitió pensar en que tenía que pedir anécdotas de tres periodos ya que los recuerdos de la adultez media evocados desde la adultez mayor son los más pobres en comparación con los de la infancia o un periodo reciente.
¿Cuál era su interés principal al utilizar este tipo de técnica de exploración neuropsicológica?
En el inicio no es una técnica de exploración neuropsicológica, después yo me di cuenta que podía servir. Yo quería saber cómo se alteraban las estructuras narrativas. Mi interés era principalmente por las narraciones humanas. Porque narrar es una forma universal de comunicarse, pienso que la especie ha evolucionado porque los individuos narran lo que les pasa en contextos sociales, entonces el cerebro está diseñado para narrar y está diseñado para comprender narraciones, un cerebro desenrolla un hilo y el otro está programado para captar el hilo y organizarlo con ciertos patrones.
En ese sentido, ¿una persona que presenta deterioro en la construcción de sus unidades episódicas, también tiene dificultades para comprender lo que el otro le cuenta?
Probablemente sí, pero siempre hay una diferencia entre producción de algo y comprensión.
¿Entonces cuáles son las aplicaciones que ve en este tipo de herramientas para la psicología clínica?
Una es la evaluación neuropsicológica para estimar el deterioro y para estimar la recuperación también. También para el diagnóstico, aunque esa es una teoría mía personal que no he demostrado. Pero yo lo he visto en la consulta clínica, ya sea para evaluar a algún paciente, o sino en peritajes, esa anécdota que cuenta la persona es totalmente relevante con su problemática o a la situación de evaluación..
De hecho, las historias que nosotros les pedimos a los pacientes en Cincinnati todas tenían relación con su consumo de drogas o si eran historias previas al consumo de droga, se relacionaban con características de la personalidad que tienen que ver con la predisposición al consumo de drogas, principalmente la impulsividad, problemas atencionales graves, son las características de personalidad reflejadas en historias periodos vitales previos al consumo. Recuerdo una historia en que la protagonista hizo un incendio por que se escondió debajo de su cama con una vela encendida.
¿Cómo proyecta este tipo de estudios?
Estoy bien ilusionado con esto porque lo encuentro muy interesante y creo que puede servir en muchos ámbitos. No sólo para la evaluación neuropsicológica, también en términos de recuperación, en términos de deterioro y diagnóstico, y en términos de evaluación psicopatológica, como trastornos de la personalidad, depresión, esquizofrenia, pero eso no lo he investigado más extenso.
También trabajé con esquizofrénicos pero en forma escrita, les pedí que ellos me contaran anécdotas, y también eso fue interesante porque encontré que los esquizofrénicos nunca eran agentes de nada.
¿Como sujetos de la acción?
Claro, nunca eran agentes, sino que veían cosas que sucedían o reaccionaban al suceso, eran como más pacientes en términos gramaticales. Y sus descripciones eran más descriptivas, nunca ellos hacían nada, nunca ellos comenzaban una acción, sino que es como que estaban con una cámara y captaban cosas a su alrededor, sucedían cosas.
¿Y tiene alguna hipótesis sobre a qué se debe este tipo de conducta?
Ayer lo conversé con una profesora que ha trabajado mucho sobre esquizofrenia y ella lo relaciona con la voluntad, con la falta de voluntad de los pacientes de esquizofrenia. Pero yo lo veo también como una falta de agencia, o sea de yo causar algo para un propósito claro y concreto. Ahora, obvio que las historias empezaban en un lado y terminaban en otro, pero no tienen un foco emocional y eso lo encontré también interesante.