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Dr. Lupicinio Íñiguez: “el Doctorado en Psicología está comprometido con la transformación social y el desarrollo de las políticas públicas”

Tras 10 años viniendo a nuestro país, no hay duda que el destacado académico español y Doctor en Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Barcelona, Dr. Lupicinio Íñiguez-Rueda, ha sabido entregar sus conocimientos a buen número de estudiantes de pre y postgrado de nuestra Escuela. Con estancias de larga  duración, el catedrático conversó con nosotros para poder hacer un repaso por las principales implicancias que hoy tiene la psicología social y las herramientas distintivas que posee nuestro Doctorado en Psicología.

Profesor, ¿cómo es su visión del programa de Doctorado de nuestra Escuela?

La ventaja que tiene este programa de doctorado con respecto a otros que conozco es que está muy bien definido, tiene una línea y un objetivo muy claro, que lo hace muy interesante y distinto al resto de Latinoamérica. Su foco se centra tanto en una psicología comprometida con la transformación, como en el diseño, la implementación y evaluación de las políticas públicas.

Pienso que este doctorado está muy bien programado para cumplir eso. Sus doctores egresados/as están mostrando que han conseguido la capacitación no solo para hacer buenas investigaciones, sino para insertarse en espacios, institucionales o no, que promueven la transformación. El doctorado en psicología de la PUCV es, en definitiva, muy singular y particularmente destacado en estos contextos.

Internacionalmente, ¿cómo está posicionado este doctorado?

La lógica de los programas de doctorado es la misma en prácticamente todos los lugares. El doctorado es aún un periodo formativo, pero donde se llega al nivel máximo de formación que una persona puede obtener tanto en Europa como en Latinoamérica, implica un tipo de adquisición de conocimientos, competencias y recursos que capacitan a la persona a desarrollar y llevar a cabo una investigación original que represente alguna forma de avance en algún punto, ya sea en conocimiento, en estrategias metodológicas, en innovaciones o en transformación social. Se trata de una concepción del doctorado común en el mundo y sin duda, este doctorado la comparte.

La diferencia es que en mi país es poco común encontrar una formación doctoral en el ámbito de las ciencias sociales o de la psicología donde esté tan claro el objetivo de formar para la transformación social y las políticas públicas.

Es por eso que yo creo que en el futuro inmediato, una vez que volvamos a una cierta normalidad, aumentarán las postulaciones de estudiantes provenientes de diversas partes del mundo. Esto debido a que, como digo, este programa posee una singularidad muy visible y distintiva, que lo hace atractivo para cualquier estudiante.

¿Qué fortalezas tiene este programa?

No hay programa de doctorado bueno que no se sostenga en líneas de investigación bien posicionadas, sostenidas por investigadores e investigadoras solventes. Una característica particular de la Escuela de Psicología de la PUCV, es que se trata de una Escuela pequeña en comparación con otras, pero que tiene un claustro de profesoras y profesores que sostienen un trabajo continuado por años, que se ve reflejado en sus continuas investigaciones.

En Chile o en otros lugares de Latinoamérica, quienes busquen investigaciones sobre educación o trabajo, por ejemplo, se darán cuenta que este programa tiene un fuerte desarrollo de investigación en esas áreas con líneas muy claras y que se desarrollan de manera exitosa.

La ventaja respecto a otras experiencias que he vivido en Chile, es que se trata de un equipo de investigadores relativamente pequeño, pero cohesionado. Lograron en su momento establecer una pauta común y formular la propuesta concreta de la cual no se han movido y, a medida que van pasando los años, se evidencian mayores rendimientos e impacto científico.

Psicología social

Profesor, estamos viviendo un momento en el cual la sociedad ha salido a las calles a manifestarse, ¿cómo podemos entender el Estallido Social en Chile y otros países desde un punto de vista de la psicología social?

Yo iniciaría aludiendo a otro término, no me gusta utilizar ‘estallido social’, porque es como si pareciera que fuese algo espontáneo, bajo el esquema de un modelo hidráulico donde un recipiente se llena tanto que de pronto estalla. Yo soy más partidario de hablar de revuelta para describir lo que paso en Chile, igual que lo que pasó en Colombia y probablemente está pasando en Cuba, esto porque siento que son protestas, manifestaciones de protesta.

Las protestas han sido producto de las condiciones lamentables de vida de las personas. Quien no tiene satisfechas sus necesidades básicas, logra conectar con otras personas que están en las mismas condiciones y se evidencia un malestar colectivo que les lleva a la movilización, a la protesta. Las protestas, luego de un tiempo, pueden obtener suficiente grado de cohesión social para conseguir logros, como podría ser el caso de Chile con la nueva Constitución.

A mi modo de ver, lo acontecido en Chile, no es un “estallido” sino una revuelta con historia. Historia que arranca en lo inmediato de las movilizaciones estudiantiles, y de las movilizaciones feministas.

En las protestas de este tipo, hay elementos de cohesión, identidad, de asociación y de apoyo mutuo, de reconocimiento lo que me pasa a una persona es algo que también le pasa a otra, a otras muchas personas. Reconocimiento de que esas situaciones no son consecuencia de lo que nosotros hacemos, sino de lo que nos viene impuesto estructuralmente.

Por ejemplo, en Chile, la salud, la jubilación, empleos informales como única manera de ganarse la vida, todo eso, en determinadas circunstancias, es vivido con determinadas personas. Reconocerse en el otro y en un ‘nosotros’ da lugar a estas protestas y, a veces, si persisten en el tiempo, acaban por conseguir transformaciones del statu quo en lo social, en lo político, o en lo institucional. Es el resultado de una movilización política.

¿Cuál es el rol de las ciencias sociales en este punto?

Desde las ciencias sociales debemos saber en qué lado estamos, esto, para ver de qué forma podemos ayudar e intervenir en la transformación. Investigaciones comprometidas con el entorno social son características del Doctorado de Psicología en la PUCV.

Estudiantes y profesorado de la Escuela tienen una manera de entender la producción científica como un elemento más en los procesos de transformación. En general, y no sólo en esta Escuela, la posición de la ciencia y de sus profesionales ha sido muy importante durante la revuelta.

Un ejemplo muy emblemático es lo que sucedió con “Las Tesis” quienes lograron doblegar al aparto represivo de una manera que no se había dado nunca. Esa interfaz entre la producción de conocimiento y el activismo político ha jugado un rol importante en la revuelta chilena.

Finalmente, ¿cuál cree que es la importancia de la psicología social hoy en día, sobre todo considerando que estamos viviendo un momento único con la pandemia?

La psicología social como cualquier otra disciplina de las ciencias sociales está siendo interpelada por los acontecimientos del día a día en cualquier sociedad y en cualquier época. En mis materias de primer año, siempre explico a mis estudiantes que no necesito pensar ejemplos para las clases porque tan sólo las noticias de la mañana, ya me los proporcionan. El diario vivir es un ejemplo de proceso psico-social en sí mismo.

En correspondencia con ello, la psicología social está interpelada para contribuir produciendo conocimiento y también desarrollando alguna forma de acción para la transformación de nuestra sociedad. Ahora que vivimos este periodo de pandemia, en el cual, además de las condiciones materiales pésimas en las sociedades de muchos países como Chile o España, se ha añadido un aislamiento impuesto por las circunstancias, se reducen las formas de vinculación que son completamente necesarias para producir cualquier tipo de movimiento y protesta o activismo. Aquí la psicología social tiene que contribuir a entender y sugerir modos y formas de vinculación que trasciendan las dificultades materiales del momento.

Esto incluye los mecanismos de resistencia. Por ejemplo, a mi me ha parecido excesivo el toque de queda, o peor, el estado de sitio, impuesto en muchos países para controlar la pandemia. No porque esté en contra de limitar la movilidad para reducir los contactos, sino porque es un modelo militar/policial que no se ha problematizado. Está pensado para otras cosas y su ejecución automática ha puesto en peligro formas de solidaridad social que son absolutamente imprescindibles para muchas personas, sobretodo donde hay mucha gente que ha sido aislada literalmente, en lo material y lo simbólico. Con el toque de queda, o el estado de sitio, no se toman en consideración formas de apoyo y ayuda, lo que tiene como consecuencia que la situación de muchas personas empeore.

En casi todos los países se ha tomado la medida de la “distancia social” que, por definición, es errónea. La “distancia social” nunca debería haber sido tomada como concepto, ya que se trata de distanciarse espacialmente, no socialmente. Esto ha tenido consecuencias brutales, hay personas que han permanecido aisladas, literalmente, por meses. Para una persona que tiene 20 o 22 años permanecer aislado puede ser horrible, pero es insignificante a su corta edad. Para una persona que tiene más de 80 años, es una parte de su vida importantísima lo que está acabando con ellas porque no pueden sobrevivir con el dolor del aislamiento. Todo esto es debido a algo tan simple con haber confundido distanciamiento social, de aislamiento físico.

Espero que en un futuro nos tomen en cuenta en la gestión de situaciones como las pandemias. El enfoque no puede ser sólo epidemiológico y/o biomédico. Las ciencias sociales y la psicología somos quienes conocemos, aunque sea poco, el comportamiento humano y el comportamiento social.  Y confío en que todas ellas, y la psicología social en particular, puedan ser un aporte real en el manejo de este tipo de circunstancias en el futuro.