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Conferencia “AutisTmos” de Gustavo Stiglitz reflexionó sobre el trabajo analítico con niños autistas

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De izquierda a derecha: María Olga Herreros, Docente, Escuela PS.PUCV. Gustavo Stiglitz, Psicoanalista y expositor. Marcela González, Encargada de Área Clínica, Escuela PS. PUCV y Luisa Castaldi, Directora Escuela PS. PUCV.

Gracias a la colaboración EOL – Nel Santiago de Chile y ante una interesada y gran audiencia, se realizó en nuestra Escuela de Psicología PUCV, la conferencia AutisTmos, dictada por el psicoanalista Gustavo Stiglitz, Analista de la Escuela de la Orientación Lacaniana en Argentina y Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.

En la oportunidad, se abordó el tema de la práctica analítica en el trabajo con niñxs autistas y sus familias, donde Stiglitz señaló, «como desde el psicoanálisis, no se trabaja en torno a una vertiente deficitaria del desarrollo que habría que curar o reparar, sino en torno a la consideración de una posición del ser, lo que acentúa la diferencia singular de un sujeto que ha efectuado una elección -insondable e inconsciente- hacia esa posición».

A partir de la presentación de un fragmento del documental Unes Altres Veus (Otras voces), de Ivan Ruiz, que aborda una mirada diferente sobre el autismo, desde la perspectiva de los padres, los niños, algunos psicoanalistas de diferentes países y otros profesionales, Stiglitz manifestó que, «el autista tiene cierta proximidad con el psicoanalista, ya que ambos defienden lo que es lo más singular de cada uno. De esta manera, los autismos no se establecerían como un aislamiento absoluto del mundo, sino más bien como un rechazo que se asemeja a un aut(istmo), vale decir, como una pequeña franja que une la isla con el continente. En este sentido, el sujeto autista se situaría en una cierta aporía, al intentar defenderse de las contingencias de la vida recluyéndose en sí mismo y rechazando lo que el mundo le ofrece, pero al mismo tiempo, intentando entender este mundo y tender puentes para lograr conectar con éste».

nota 2El psicoanalista planteó, dentro de su presentación que, en efecto, el niño autista se relaciona con el mundo a partir de un objeto (“obsesiones”), un semejante (a través del cual puede decir) y un islote de competencias (un saber desarrollado al máximo). «Desde ahí, se tratará para el psicoanálisis de “dejarse enseñar” por el sujeto autista para entender su posición de aislamiento y la manera singular con la que intenta arreglárselas con el mundo. En este sentido, el lugar del analista se situará “siguiendo” de cerca al niño con su objeto en vez de desprenderlo de él, o mecanizarlo hacia ciertos aprendizajes, orientándose las intervenciones a realizar pequeños desplazamientos del niño en su relación con el mundo», agregó.

Desde esta comprensión de lo subjetivo y singular de cada quien, indica Stiglitz, sería necesario referirse a “los” autismos en vez de autismo como genérico, «ya que cada autismo estará en función de cada niño. Derivado de lo anterior, la labor analítica sería entonces no pretender guiar, ni enseñar, ni adaptar al sujeto a su realidad, sino poder seguirlo de cerca, caminando un paso atrás para poder entenderlo y apoyarlo en el tendido de estos puentes, desplegando “saber-hacer” con el síntoma autista con el fin de reconectar al lazo social», finalizó.